Minuto
Por CHAVA PORTILLO
A unos cuantos días que llegue a tierra la tormenta tropical “Grace” ya convertida en huracán, los avezados adelantan lo que pudiera convertirse en desgracia, los bobos ni siquiera se dan por enterados que el fenómeno se enfila en la misma trayectoria del mal recordado “Gilberto” que dejó abundancia y felicidad pero para otros angustia y dolor.
Desde hace muchos años existía un pelagatos que se llama Doroteo Treviño “pronosticador” de la incómoda y problemática CONAGUA -Comisión Nacional del Agua- que ha sido todo menos referida como institución útil y facilitadora de los usos del elemento primordial para la vida como es el agua.
Siempre se ha distinguido que cualquier trámite lo enredan, complican, las decisiones se requieren en original y veinte copias y las alargan por desconocimiento o abulia de enfrentar los problemas de: derechos de paso, horas de riego, autorizaciones, permisos desde las obras triviales y sencillas hasta las más complicadas y mayor calado como la Presa “Libertad” en Nuevo León o la de “Zapotillo” en las inmediaciones de los poblados de Yahualica, Unión de San Antonio, Teocaltiche y San Juan de los Lagos.
Pero más allá de eso, la queja siempre ha sido por qué desde que estaba el inútil de Doroteo, siempre han considerado que la llegada de temporada de lluvias, arribo de huracanes y tormentas tropicales que comúnmente se da en nuestra región en el mes de septiembre como “mal tiempo” y hasta las pobres muchachitas que anuncian el “piernóstico” del tiempo mal utilizado por los directivos de las televisoras, aquí y en cualquier lugar del mundo obcecadas afirman que el mal tiempo está por llegar, aunque la audiencia le interese más la falda rabona que los milibares y presión barométrica.
Según los canales gringos que se la saben de todas, todas en lo que a clima se refiere previenen que el viernes llegaría el fenómeno esperando obvio que desde el jueves empiecen los aguaceros como avanzada del buen tiempo y ojalá se despedacen las avenidas que cobró por pavimentar fraudulentamente Adrián el pequeño sinvergüenza y que no pavimentó y que se desborden los arroyos y caigan los árboles y demás siniestros con tal de que las sedientas presas se saturen.
Este tipo de fenómenos nos dejan siempre dos conclusiones, uno es la palabra divina y poder del creador que es dueño de todo y las ineficiencias de gobiernos corruptos como el soñador que quería ser gobernador y que en seis años destruyó la ciudad como ningún otro presidente municipal, en lo bisoño e inmoral. Demos gracias a dios y ¡levantemos el corazón!
Existen unos que al saber le llaman suerte y a la ignorancia mal momento, pero prepárense, limpien sus drenajes, no tiren basura en la vía pública y ni se les ocurra intentar cruzar avenidas con riesgo. minutochavaportillo@gmail.com