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¿En quién creer?

By agosto 17, 2022No Comments

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CHAVA PORTILLO

Era yo uno de los ilusionados con la llegada del peje a la silla principal que las cosas cambiarían y cambiaron, pero para mal en muchas cosas, pero en su gran mayoría se mantuvieron igual sobre todo en la aplicación de la justicia tanto para los malandros de profesión como para el bandido común y en esos incluyo a los canallas políticos que aprendieron pronto y se pueden considerar de una clase privilegiada, porque mientras al delincuente ordinario hace como que se le persigue, al político no se le molesta ni con el pétalo de un regaño, como el caso de los supuestos sinvergüenzas del equipo de Jaime Rodríguez andan como el whiskey Johnny Walker tan campantes.  

A diario saltan como palomitas de maíz los pretensos aprendices de políticos con la firme intención de cebar sus alforjas con seguridad plena que el brazo de don Justo jamás los alcanzará.    Para muestra un bastón, la lista interminable de bandoleros que han pisado el palacio de cristal no aguantan una somera investigación de su llegada y su status actual en sus saldos financieros amén de su milagroso patrimonio personal que creció explicablemente, personeros que llegaron con demandas y ordenes de aprehensión, lanzamiento, embargo y hoy gozan de cabal salud bancaria.

Tendremos que concluir en el caso más conocido que es el de Adrián de la Garza conocido en el argot como Adriancito el pequeño hampón, alcalde regio que pasará a la historia como el peor munícipe por deshonesto, irresponsable y adorador de la fiaca o sea flojo a más no poder que traducido al castellano: huevón que además jamás asistió a tiempo en un compromiso oficial, pero su asistencia al gimnasio para hacer ejercicio y desarrollar su anatomía nunca tuvo motivo de retraso cumpliendo con el vaticinio de que era más importante cultivar los bíceps que el cerebro.

Hace unas semanas descubrieron del peor presidente municipal había signado indebidamente contratos por treinta años con una empresa generadora de energías limpias siendo todo un fraude en la forma y en el fondo ya que cancelaron el embute que dejaba muchos millones de devaluados pesos a pequeñín que le urgían,  además de enriquecerse, patrocinar su fallida campaña a gobernador.

Hoy sale otro acto de deshonestidad al descubrir que otorgaron permisos de construcción a diestra y siniestra a desarrolladores voraces que teniendo la tierra y el capital repartieron disimulos -chayotes- a los directores del municipio regiomontano que a su vez reportaban al alcalde para construir edificios de diez pisos sin tener la factibilidad de contar con el elemental servicio de agua y drenaje.

Simple, para poder iniciar la pre venta, construcción, venta y habitarlos, los pulpos constructores preferían endulzar la chequera del alcalde para no perder tiempo y ganar millones pronto aunque no tuvieran la legalidad ni contaran con la factibilidad llevándose de encuentro a los pobres inversionistas que están a un paso del abismo de perder su capital porque si no se autoriza el permiso perderán todo su dinero, mientras el sinvergüenza pasea por Las Vegas, lugar predilecto después del Gym.

De nueva cuenta cuestionamos, ¿y los flamantes fiscales Javier Garza y Garza, Gustavo Adolfo Guerrero y la “manzanita” Salinas, no tienen sangre en las venas y un poquito de decencia para iniciar investigaciones contra los ladrones?   O estamos esperando a que venga el presidente López arreglar el entuerto como con el agua.

minutochavaportillo@gmail.com