Minuto
CHAVA PORTILLO
En su desmedido afán protagónico por algún problema sicológico, Samuelito el de nosotros, un día sí y otro también saca a relucir sus atavismos de personalidad haciéndose el niño en el bautizo, el novio de la boda y el muerto en el entierro, mientras su princesa caramelo se disfraza de odalisca para que su príncipe la libere del palacio y antes de convertirla en reina transformarla mínimo en senadora.
En un video que circuló con vehemencia seguramente promovido por sus propios corifeos de comunicación social en un bar informal de algún barrio nipón Sami ataviado de kimono haciendo alusión a la vestimenta de coreana y presumiendo haber visitado la “Blue House” algo así como Los Pinos -sic- a carcajada abierta diciendo “todo lo que tiene que hacer para conseguir una inversión de six milion dólar”
Más allá del mal gusto para rebajar a chascarrillo haberse vestido de esa manera, si no, le hubieran prohibido al acceso a lo que es considerada la residencia oficial de Japón el gobernador y el séquito que conforman la secretaría de economía, podrían haber exaltado con respeto el detalle de etiqueta y protocolo que seguramente sería festejado por el pueblo de Corea. Situación contraria, devengará en molestia y queja sin duda a Marcelo Ebrard como una grosería diplomática para que informe a López, aunque sabiendo cómo se las gasta el cocodrilo, se unirá al jolgorio del gobernador de Nuevo León y continuará la broma.
Samuel no tiene remedio, siendo una viajero compulsivo que sin tener pies ni cabeza en sus atrabancados viajes sin planeación, recordé al adiposo sub secretario del mismo ramo, Elmo Alanís Gómez que tuvo que soportar Sócrates Rizzo, acostumbrado a viajar sin ton y son, jamás rindiendo un informe serio y productivo, salvo las francachelas y desgarriates donde cabalgaba el alcohol y las damas del buen ver y mejor tocar, donde el chiflado funcionario cerraba los antros para dar rienda suelta a sus complejos de rabo verde.
Del protocolo en la visita a lugares de respeto, ¿quién podría olvidar a la tristemente célebre Carmen Romano de López Portillo? que un día no hubo poder humano que le convenciera descalzarse para accesar a un templo y después la visita oficial para conocer “los guerreros de terracota”. Doña Carmen le valió madre todo y no quiso mostrar sus pies, de los que se supo después, sentía vergüenza por los juanetes y callosidades, según versión de Uri Geller, aquel personaje que doblaba las cucharas y se refocilaba bajo las sábanas de satín con ella que gustaba la hermosa anciana.
Pero regresando, Samuelito sigue sin caerle el veinte que ya no es amigo del “chaparro”, el “gorila” y el “Mike” aunque siga siendo chómpira de los del barrio. Si no tiene inteligencia ni preparación política, esos mismos a los que les ordena en sus exclusivas granjas de “bots” debería asesorarse para que alguien como Julieta o el sinvergüenza de Glen Villarreal al que tiene tanta confianza, qué hacer y qué decir, para no salir con su batea de babas.
Veremos cuándo ya se integre al trabajo diario, si fue cierto tanta alharaca por los millones que consiguió y no vaya a salir como Elmo Gómez que fueron más ruido que nueces.
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