
Minuto
Por CHAVA PORTILLO
Para un roto, un descocido no cabe duda. La grosera actuación del mamón Gerardo Fernández Noroña en su show en el proscenio del escenario inservible del INE, Instituto Federal Electoral que todavía maneja el hermano que nunca tuvo Enrique Peña Nieto, Lorenzo Córdova, no sé si es para sentir vergüenza o de plano irnos acostumbrando, porque ya llegamos a la etapa del: “si nunca había pasado”
El san quintín que armó el facineroso pelafustán Diputado Federal tiene lógica por ser la esencia que mueve el escándalo de mal gusto muy proclive en Fernández Noroña que para muchos de los escuchas es costumbre y asedio por lo divertido, pero lo que no tiene perdón de dios es que el cocodrilo mayor en su bodrio mañanero salió, como acostumbra hacerlo con sus bebés de pecho, defenderloscomo suele hacerlo con Hugo López-Gatell
No entiendo por qué el presidente López con la absurdo proverbio de “prohibido prohibir” otorgan oficio plenipotenciario a un badulaque para que viole la ley y el reglamento del INE de guardar la sana distancia y el uso del cubre bocas, escudándose el diputado en que si el doctor Gatell dice que no es urgente y necesario además el ejecutivo lo avala, tons no es obligación usarlo.
Por primera ocasión aplaudo la decisión y actuación de los miembros del Instituto Electoral de abandonar la sala dejando con su muína y pataleo al desenfrenado legislador acostumbrado a hacer lo que se le pega la gana. “Pandilla de hipócritas” arremetió contra todos incluido Ciro Gómez Leyva y amenazante les dijo que ahora lo presentarán como el chacal sin cubre bocas.
“Tal parece que no se aprende nada” refiriéndose a Fernández Noroña señaló el periodista de Imagen y Excélsior a lo que el bravucón respondió: “Cuando quieras respondo a tus insolencias” situación que no se dará, puesto que Ciro no le va a hacer el caldo gordo al barbaján.
Siempre he considerado que el diputado que perteneció al PRD y hoy defiende el estandarte de MORENA es un desempance divertido y muy entretenido, pero también pienso que debe haber un alto en el espectáculo frecuente que denigra a los políticos mexicanos que no tienen mucho que presumir, pero sobre todo, que de la boca que debería emanar mesura y cordura, sale más combustible para la hoguera de la bravuconada y el encono.
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