Minuto
Por CHAVA PORTILLO
Se hizo más escándalo con la anunciada separación de Poncho Romo que con la renuncia del policía Alfonso Durazo para irá a competir por la gubernatura de su natal Sonora. Si es importante despachar en la jefatura del presidente -aunque sea el nuestro- donde todo gira en torno a tu valiosa opinión o recomendación hasta para gestionar que el gran tlatoani se digne recibir a un mortal, imagine ser responsable “nada más” de todas las policías del territorio.
Pienso que Romo se confundió aún con toda su perspicacia de pensar que es el mismo trato con el amigo soñador y pretenso a la corona real al verdadero gran monarca en funciones y el que no quiera entender ese abismal destino que recuerde una frase que a mí un mandatario que en ese momento era mi superior y hoy es apreciado amigo, me aclaró cuando le hice una observación a una orden: ¿Tu ya fuiste gobernador?, respondí obvio que no. Remató diciendo: yo sí, ¡hazlo como digo!
Era una buena relación de amigos y se podría sumarle de conveniencia, Poncho adquiría el poder de estar a la diestra del virrey con todo lo que conlleva la ventaja y al cocodrilo por la personalidad, astucia y linaje que se traduciría en llavero mágico para poder abrir las puertas de los pudientes que acostumbran desayunar en el Club Campestre, comer en el Casino y cenar en la casa de Armando Garza Sada, mínimo.
Poncho sería el puente de oro entre el poder y el dinero aún con todo y el agravio que ganando hacía perdedor al experto jinete del Club Hípico La Silla cuando había vapuleado a su padre político Alejandro Garza Lagüera en los juzgados, resultando cosas que ni se perdonan, ni se olvidan.
Los poderosos dueños del dinero suelen ser como los masones o los judíos, un muégano sería una comparación similar a la unidad que tienen entre los amigos y parentela que gozan del mismo placer, hacer dinero. Esa sería la responsabilidad principal y trifecta en su relación entre el presidente López, los consejos que de él se esperaban para el trato con los pares dueños de empresas y de paso hacer inversiones por contar con información privilegiada.
Pero Romo nunca imaginó que primero, encontraría muchas piedras en el camino y el Secretario de Hacienda Carlos Urzúa después de renunciar al gabinete recordarán ustedes en aquella fatídica misiva de despedida refería en uno de sus párrafos a “una persona” que intensamente desea intervenir en las decisiones en política económica sin saber de la materia.
Sin mencionar nombres aludía a Poncho Romo, todo el gabinete y fuera de él sabían que la renuncia llevaba la dedicatoria al jefe de la oficina y en ese momento el epitafio del empresario regio estaba firmado, pero el cocodrilo mayor no encontraba el momento ni el lugar para decirle adiós sin que se fracturara la columna vertebral del gabinete, puesto que es sabido que la salida del Secretario de Hacienda caló hondo y aunque se diga lo contrario AMLO prefería mil veces que se fuera Poncho y no Urzúa, puesto que las expectativas no habían sido como ya se lo habían pronosticado, porque Romo no servía para lo que lo habían escogido.
Lo demás que “somos amigos desde hace diez años y él creyó en mi proyecto” son pamplinas, nada más. El dinero y el poder, no tienen amigos, solo conveniencias y si no investiguen como terminó la sociedad de Romo con Juan Romero Huxley cuando compraron cigarrera La Moderna.
Otros engañados son los que aseguraban que Tatiana Clouthier era la gran ganadora por la influencia de Romo para ser candidata con el cocodrilo y la verdad le hacían tanto caso como para nada. “Ya quisiera el máiz pa mí, no pa los marranos”
minutochavaportillo@gmail.com