Minuto

¡Aguas!

By agosto 26, 2021No Comments

Minuto 

Por CHAVA PORTILLO

Obvio, usted como yo repetimos: “a mi no me pasaría” y mañana somos parte de la estadística y no me refiero a la patibularia pandemia que no respeta color ni tamaño, edad o estatura, creencia o sabiduría.

Pienso en la otra pandemia que desde que arribó a la Fiscalía General de Justicia antes Procuraduría Gustavo Adolfo Guerrero ha significado excelente pieza ornamental de un escenario que las condiciones naturales han hecho cambiar el entorno social.  La inseguridad es desde hace rato desde que siendo Procurador de Justicia Adriancito el pequeño alcalde de Monterrey reinaba el desasosiego, la corrupción y la urgencia de llevarle los portafolios al bribón que descubrió Luis Carlos Treviño Berchelman y catapultó el bisoño Rodrigo Medina creando un Frankenstein que ahora desconoce a su padre.

Pero, aquí nos tocó vivir dice la Pacheco y con esos bueyes hay que arar, la violencia y la inseguridad es tema recurrente y si bien es cierto que Gustavo Adolfo no tiene que esconder sus vergüenzas como lo hacen en Guerrero, Michoacán o Zacatecas, ya no digamos nuestros apenados vecinos de Tamaulipas que matan por docena.

Ayer me tocó ser parte de la numeralia al ser timado en un cajero automático por un vivales joven bien vestido y con las características de no ser regio.  Alto educado me abordó luego de disponer de unos cuantos pesos del armatoste diciéndome que había dejado “abierta” una aplicación que estúpidamente creí regresándome a la terminal con mi plástico en la mano.

Con habilidad de croupier de Las Vegas luego me di cuenta que en su mano izquierda sostenía una cartera donde ya estaba una tarjeta de BANORTE similar a la del ingenuo cuentahabiente.  Diciéndome que para cerrar la aplicación había que poner de nuevo el NIP pasando por encima de la pantalla el plástico, acción que hizo con mi tarjeta de manera veloz.   Paso seguido logró ocultar mi tarjeta dándome otra de algún ingenuo.

Solo quería ayudarlo, me dijo y se retiró del cajero contento y satisfecho de haber timado a un pobre hombre que ya empieza a arribar a la tercera edad y sus neuronas ya no son como antes, suele decir el presidente López o ya estoy chocheando.

Minutos después pude llegar a mi oficina y dar cuenta que tenía múltiples alertas del burocrático BANORTE que deseando algún ser humano respondiera a mis desesperados reclamos telefónicos del: marque el uno si desea cancelar etc. Etc. “Ahorita todos los funcionarios están ocupados”. “Su llamada es muy importante para nosotros” y así pasaron doce minutos de peregrinar por todos los departamentos que cabalgan en el menú del banco del recordado Roberto González Barrera.

Dos compras de mucho valor alcanzaron hacer los truhanes antes que el banco tuviera la gentileza de cancelar la tarjeta y dejaran de hacer de las suyas los canallas.   La piedad se apoderó de alguna funcionaria y me repusieron el plástico y la “promesa” de que investigarían por arte de la Fiscalía de Gustavo Adolfo, pero, no se haga muchas ilusiones, los de la justicia no son muy eficientes, me dijo la funcionaria que obvio pidió no mencionara su nombre.                     

Lo peor que pudiera suceder, es que corran a Guerrero por inoperante, pero traigan polvos de aquellos lodos, o sea, salir de Guatemala para caer en Guatepeor.

minutochavaportillo@gmail.com