Minuto

El mal tiempo

By mayo 19, 2022No Comments

Minuto

curson.

CHAVA PORTILLO

La definición de “mal tiempo” es tan ambigua y difícil de entender porque lo que para unos es desgracia, para otros es bendición.  Siempre he imaginado que existe algún interés sobre todo comercial para poner mayor énfasis en la promoción exacerbada de productos cuando llega el tiempo que incomoda.

El ciudadano común en la CDMX alarmado refiere un “infierno” cuando la temperatura escala los 29 grados siendo que para nosotros es invierno sutil y hablamos de sofocante calor cuando el mercurio se estabiliza un par de días sobre los cuarenta y la presión barométrica no vislumbra posibilidad de lluvia.

Mis antiguos vecinos de Mexicali B.C. se carcajean cuando su termómetro oscila cercano a los cincuenta grados y han existido etapas que por espacio de casi dos años no aparece una sola nube, ya no digamos un aguacero.    ¿Cómo sobrevive un ser vivo, vegetal o animal?  Es un gran misterio digno del programa del señor Ripley, aunque usted, no lo crea.

A la inversa, escuchamos a los amigos de Toluca que en plano junio y julio amanecen con calentador encendido durmiendo con guantes, calcetón de estambre y gorra afelpada porque tampoco es novedad que la pertinaz llovizna mantenga la temperatura más que fría.

Existen poblados en el bajío que para el mes de noviembre sacan del ropero ropa para el crudo invierno y la resguardan hasta marzo del siguiente año cuando empieza asomar la primavera.

Los pronosticadores son cosa seria y más bien se ha hecho costumbre que las féminas encargadas del alusivo segmento son vistas como magnífico ornato y excelente vitamina para la óptica con poca ropa enseñando mucha piel y bien llamado el “piernóstico del tiempo” porque los varones no son tan agraciados o son bobalicones como el caso de Mauro Morales que pobrecito no sé que hace como conductor ancla de un programa de amenidades en televisa Monterrey cuando su única gracia era hablar del clima, que a eso sí le sabe.

De los pronosticadores, los considero adivinadores que repiten lo que los informativos americanos adelantan porque si recordará hasta hace una semana aseguraban localmente que moriríamos irremediablemente de sed porque no habría lluvias y hoy amanecimos con la buena nueva de que habrá un 50% en abundancia de lo que regularmente nos llega, registrándose mayor cantidad de ciclones en el Atlántico que en el Pacífico.  ¿Quién les entiende?

Por lo pronto los fabricantes de tinacos, tuberías, válvulas, motores eléctricos, tambos, botes, pegamentos y los pillos inmorales de los plomeros ya hicieron su agosto y la guerra de los “cacerolazos” como se la reventaron a Don Alfonso Martínez Domínguez, no se dará porque no llegará la seca como los dueños de los medios aseguraban alarmando a la ciudadanía proyectando las presas secas, como tampoco se preocuparon las embotelladoras de cerveza y refrescos que jamás estuvo en riesgo que les cerraran sus pozos por “seguridad nacional” y beneficio común.

El otro jinete apocalíptico que se empeñan algunos medios es hacer galopar es la calidad del aire.  Volviendo a las odiosas comparaciones, los que hemos tenido la fortuna o desgracia de vivir en el DF sabemos lo que es ponerte una camisa blanca y en una hora pasas una toalla debajo del cuello de la camisa y te horrorizas del resultado, como limpiarte la nariz, asqueado observas el pañuelo con residuos de lodo, sangre y demás.     Eso señores, es contaminación y pésima calidad del aire.

No nos confundamos, no estamos en la gloria ni en el paraíso, pero estamos lejos de vivir en el infierno que los comerciantes se empeñan en vendernos como nos retacaron con  tapa-bocas, gel anti bacterial y jabones de todos tipos para evitar la muerte.

minutochavaportillo@gmail.com