Minuto
Por CHAVA PORTILLO
Recuerdo bien que en primaria nos relataban un cuento para concientizarnos en actitudes bizarras y precisamente trataba del encuentro de dos cabras que se encontraban en un estrecho puente queriendo pasar, empezaron a luchar en su terquedad con el resultado lógico de irse las dos al abismo quedando en sus despojos la enseñanza.
Como muchos creí en la reminiscencia, contrición y el yo pecador del presidente López que tanto fascina emular al demente americano que dejó de ser presidente de los Estados Unidos entre otras muchas torpezas por su obstinada sandez de tratar la pandemia como si se tratara de un engaño y que su omnipresencia y arrogancia supina bastaba y sobraba para espantar los demonios que osaran pisar su invencible terreno.
El hombre es el único animal que tropieza varias ocasiones con la misma piedra y el cocodrilo sigue en su obstinada terquedad que las estampitas de san Pascual Bailón y la de la virgen de los siete puñales aderezadas con la frase de va de retro satanás y la premonición de estar protegido por el señor, rezando tres veces la jaculatoria crearía una barrera impenetrable.
Acaba de ser atacado por el maldito virus, o al menos así nos lo hicieron creer y ante el pavor de tener una recaída que le provocara salir de circulación todos imaginamos que suspendería las tramposas mañaneras para realizarlas semanalmente y que cuando apareciera iba a presentarse como astronauta con tres cubre bocas, careta de cátcher,escafandra de buzo e inmerso en gel anti bacterial obligando a que todo ser mortal que se arrimara sería sometido a un garrapaticida con veneno sofisticado, pero no, recuerdo el cuento de las cabras tercas.
Regresó a las mañaneras porque es la vitamina del poder que lo sostiene erguido y no puede ni quiere darse el lujo de prestar su escenario a Olga Sánchez Cordero, porque como mal líder piensa que el único que puede hacer las cosas perfectas es…él.
El tema…las vacunas y lo que está detrás del escenario que son las elecciones y su maléfico plan de intentar ganar el carro completo apoderándose de los Congresos, Cámaras y todo cuanto organismo signifique peligro para sus perversas intenciones.
A pregunta expresa obligada de una de las paleras que se autonombran periodistas-reporteras como el payaso enmascarado con un parche en el ojo que ahora seguramente será diputado, que si utilizaría el cubre bocas, no tuvo empacho ni pena en confesar que no y que le hagan como quieran, que al cabo él, ya no puede infectar según sus médicos -que deben ser militares- y Jesucristo nuestro señor.
¿Pero saben qué? El guion de la novela cursi son las vacunas, que si son Pfizer, chinas, polacas o de perros bravos, que si compran mil, ochocientas o un millón, el problema es que NO HAY vacunas así tenga la idea y el billete para adquirirlas y se avecina otra tormenta. ¿Quién es el guapo que va a definir por dónde empiezan a vacunar? Como es lógico entender, ya empezaron la interminable guerra que le permitirá al cocodrilo otro rato estar en el Hit Parade de la popularidad con boletos agotados.
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