Minuto
Por CHAVA PORTILLO
Reza el adagio: nunca hagas cosas buenas que parecenmalas, ni malas que parecen buenas, pero existe otro contraveneno que habla de cosas que son malas y parecen peores, como nuestra referencia cotidiana, el de las mañaneras, el que todo lo sabe y todo lo ve y lo que no sabe lo inventa, lo adivina o simplemente…lo transforma, como las leyes o la constitución.
La obsesión que los escuincles regresen a clases presenciales no sé si sea peor que su terquedad de mantener al poeta roquero en medio de la tempestad de la pandemia cuando ha exhibido que no sabe que no sabe y que una cosa es colgar el título de médico cirujano partero y una muy diferente es tener la especialidad en casos de crisis, una calamidad mundial donde los muy enterados y eruditos en la materia depaíses desarrollados requieren asesorías de otros genios para salir del atolladero.
El cocodrilo mayor que lo destaca la terquedad y su simpleza está empecinado al voy derecho, no me quito y no respondo chipote con sangre, sea chico o sea grande de mantener a López Gatell al frente de una secretaría de salud que tiene a un Secretario de florero inminentemente decorativo y que cuando habla es para terminar de regar el tepache, desconocemos si sea su modestísima capacidad o sean órdenes del olimpo.
Pero más allá del enorme afecto que lo presume urbi et orbi el paladín de la justicia y dueño del México entero, ahora seguramente, dejándose llevar por el consejo del antipáticosub secretario como buen “Pepe grillo de mascota” ha ordenado que los niños regresen a la escuela presencialmente rematando su oración con sujeto, verbo y predicado, “llueva, truene o relampagueé”
Porque al cabo la pandemia NO es tan severa ni tan mortal como la otra y si nuestro país no se vio aterrorizado como mucha gente neo liberal lo esperaba. Ya ve usted que todo lo negro, lo sucio y despreciable es producto de la mente de los conservadores. Hasta ahí.
Por desgracia me he dado cuenta que niños jóvenes entre los ocho años y los diez y seis antes de la pandemia, NO sabían leer ni escribir con decencia y eso es producto de la tecnología, ya no digamos conjugar un verbo irregular o cuestionarles que es un gerundio o un diptongo. No hablemos de una regla de tres simple directa, o la regla del bra, bre, brio bro, bru, el del nv o preguntarles donde nació el cura Miguel Hidalgo porque creen que la Hacienda el Corralejo es la cuna de algún tequila de moda.
Señor presidente, es mejor aquí corrió que aquí murió y acuérdese que soldado culero, sirve para dos guerras. Poco daño nos hará cargar con una generación más de analfabetas que con una grotesca cantidad de muertos contagiados en la escuela o en la disco fallecieron por su terquedad.
No quiera remediar las cosas que en el inicio se hicieron mal por la estupidez del improvisado López Gatell. Lo hecho, hecho está, ya no juegue con el destino de la niñez, porque esto, tiene remedio y usted no tiene derecho, aunque cambie la constitución a su antojo como la consulta que se entercó hacer el 1 de agosto.
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