Minuto

La vaca y el becerro

By octubre 20, 2021No Comments

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Por CHAVA PORTILLO

Alguna ocasión le referían a un tipejo que el niño que recibía en sus brazos la esposa no era hijo de él, a lo que respondió: la vaca es mía y lo que pare la vaca, es mío, así es que el niño es mío y se acabó.

De manera tan elocuente aunque campirana podríamos hablar de la responsabilidad que trata de evadir Marcelo Ebrard en la desgracia de la línea 12 del metro en CDMX porque siente que se le escapa en un suspiro entre los dedos de la mano una cercanísima posibilidad de que la santidad le diga la frase mágica de “tú lo serás” dejando el camino despejado a Claudia niña de mis ojos, Ricardo Monreal o cualquier otro gallo que salte a la arena en este despropósito del presidente López de calentar el palenque desde ahora, con las actitudes más perversas.

Como gato panza arriba el carnal Marcelo se defiende argumentando “hice lo que tenía que hacer, si no, no podría dar la cara”.    Vamos a ver.   En la frase: hice lo que tenía que hacer, es solo reiteración de lo que se le está acusando, porque de que lo hizo, lo hizo, sin pretender crear un trabalenguas y respecto a que si no, no podría dar la cara…jajaja este mundo político está lleno de badulaques aventureros que sin moral y harto cinismo son capaces de esto y más.

No querido Secretario de Relaciones Exteriores, el sueño dorado de convertirse en líder y cabeza de un proyecto nos brinda la satisfacción y orgullo de que el sol sea más brillante, la oscuridad se despeje, que cuando usted pregunte ¿qué hora es?  Le respondan: la que usted diga señor secretario, con el simple pasar la mano por la cabeza de los enfermos, cure, enderece jorobados y esté a milésimas de convertirse en santo.

Pero, también hay que bailar con la más fea de la fiesta y recuerde que tanto peca el que mata la vaca, como el que le detiene la pata y si, muy cierto que usted no bajaría jamás del olimpo a ensuciarse el calzado caminando por donde se instalaron los pernos fatídicos que cobró la vida de 26 personas al derrumbarse las trabes por donde corría veloz el tren pasajero.   No, no es usted culpable por poner los pernos de forma equivocada, pero sí los es de haber contratado usted a un Premio Nacional de Ingeniería que en el papel pudiera ser un sabio, pero en la práctica un bisoño aprendiz que podrá tener la pared tapizada de diplomas. 

Cuando la partera es mala, dicen, le echan la culpa al agujero por donde sale el chamaco.  Así como se recogen los aplausos y vítores con fanfarrias y bendiciones, de igual forma hay que cargar con el muerto en el duelo, válgame la redundancia.

Ahí será pa la otra carnalito, por hoy la niña de mis ojos te sacó la delantera.

minutochavaportillo@gmail.com