Minuto

Justicia a medias

By enero 21, 2022No Comments

Minuto

CHAVA PORTILLO

curson.mx

La estirada de cobija que dieron los medios impresos al cómplice de Adriancito el pequeño hampón ex alcalde de Monterrey que afortunadamente sucumbió en su intento de convertirse en gobernador del estado, Genaro García que fingía, digo fungía como brazo derecho de pequeñín por espacio de diez años, seis como presidente municipal y los restantes como procurador de justicia en el sexenio de Rodrigo Medina, era la voz cantante en todas las decisiones que se tomaban en esas responsabilidades.

Genaro García era el Fouché como genio tenebroso de la corte municipal donde el policía frustrado dedicaba más tiempo en el gimnasio desarrollando los bíceps y pectorales que el cerebro llegando a manejar todo lo imaginable, compras, contratos, adjudicaciones y todo por donde pasara un peso, tenía que pasar por su escritorio.

Papel sanitario, de oficina, material de mantenimiento, aceites, lubricantes, obvio combustibles por contratos en las gasolinerías que surtían a las unidades del municipio, reparación de unidades en lo mecánico, eléctrico y todo tipo de servicio eran responsabilidad de García, así mismo el material médico, cubre-bocas, gel anti bacterial, alcoholes, insecticidas y todo lo concerniente a la pandemia salían de las órdenes del mismo personaje.

No existía duda alguna, las ordenes de pobres infelices como Federico Vargas “el bailador” que llegó a ser alfil importante de Adriancito, sucumbían ante los embates de Genaro que al final de cuentas se proclamó como el “recogedor” de recursos para las campañas que estaba por venir y solamente había una voz insuperable que era la de Francisco Cienfuegos por ser el poder tras el trono.

Pero eso no tiene importancia, de que era una cueva de ladrones no hay duda alguna, lo que sí es en verdad inexplicable ¿por qué Luis Donaldo Colosio si ya se dio cuenta de los latrocinios cometidos, no hace nada por meterlos a la cárcel?

De la misma forma en que los bandidos que han sido descubiertos como Lozoya, o todos los funcionarios descubiertos por la autoridad no hay nada para llevarlos a la sombra.    Otra vez, creo en la ley, pero no en la justicia, o sea, creo en el papelito, pero no en el hombre.

Ojalá no le tiemble la mano a Donaldo ni a Samuel para llenar las crujías de bandoleros.

minutochavaportillo@gmail.com