Minuto
CHAVA PORTILLO

En una faceta que no es muy frecuente verle el presidente López sacó su fierro como queriendo pelear y con la filosa cimitarra del desprecio de un tajo cortó la cabeza de Rogelio Jiménez Pons encargado de FONATUR que operaba entre otras necedades del reptil, su trenecito Maya que acusa además de críticas por su inexplicable construcción, deforestación, inutilidad, e incremento en el costo original, aplazamiento en su avance prometido.
Le entrega la estafeta al ex secretario de Bienestar Javier May y sin dar más explicación dio por terminado el penoso asunto teniendo como fondo las golondrinas.
No, si López es perverso pero no tonto y como ésta crítica le mete ruido a una de las obras icónicas y necias del sexenio, prefirió despedir -a medias- al responsable de la construcción con un argumento igual de trivial y mentecato, “esta obra requiere de un funcionario que no desvíe la atención y enfoque todo su tiempo, dedicación y esfuerzo para que no se atrase”
Luego remató su discurso queriéndolo componer y terminó por dejarlo peor, dando entender que es mejor decirle a los amigos y recomendados que es posible que no hayan sido útiles para determinado contrato, pero podrían servir para otras cosas, tal vez porque ya traía entre sus dedos el nombramiento de Sub Secretario de la SCT dejando entrever que más que castigo, lo estaba premiando con un puesto que es de mayor calado en el organigrama y más peso en las responsabilidades, porque siendo prácticos el director de la obra, por lógica elemental debería depender del sub secretario y luego del secretario de la área a dónde estaban removiendo al despedido.
¿Usted entendió? Yo tampoco, quítele el número que pensó y…seguirá sin entender, salvo que el deseo de López es repetirnos a todos los mexicanos que las únicas enchiladas que tienen queso, son precisamente las de él.
En resumidas cuentas lo despidió nada más tantito porque lo re-contrató en otro puesto, pero queda en el limbo el que si no servía para eso, ¿será útil para lo otro? Además, si ya sabía cómo era, para que lo dejaba al frente de tan significativa “obra insignia”
Tal vez en el complemento de la oración de la despedida, al mejor cocinero se le va un chile entero, dejó entrever los términos de: compañerismo, amigos como queriéndose disculpar con alguien, tal vez muy cercano en palacio nacional. Vaya usted a saber, por eso de las malas lenguas. MENUDENCIAS: a los que no muy gentilmente critican mis ácidos comentarios al fantasma secretario general de gobierno que digo desconocer el nombre, es cierto, solo sé que se llama Javier, que juega golf tres veces por semana, que no tiene perfil para el puesto y es yerno de Adolfo J. Treviño, persona muy respetable. Servidos están
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