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Nos estamos ahogando

By febrero 4, 2022No Comments

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CHAVA PORTILLO

curson.mx

Más allá de la importancia de los números, PIB, crecimiento económico, recesión -palabra que provoca estupor entre los expertos- inversiones pública y privada, bolsas y demás terminología que muy poca gente entiende, algo que empieza el pueblo a interpretar, ergo, preocupar, es que el desarrollo de esta nación se ha estancado por la sencilla premisa que al no haber inversión privada, estaremos en espera que sea la inversión pública -que está en chino- la que nos salve de la hambruna.  

Juan ciudadano siente flojera y terror pensar en el futuro porque desconoce los alcances de la perversidad de sus gobiernos que cada día que pasa son más grandes las decepciones que las esperanzas, ejemplo el presidente López recibió un país con un mediocre crecimiento de los “ineptos” conservadores -según su opinión- de un 3.1 prometiendo que llegaríamos a un 3.9 a 4.1 

Las cifras que no se pueden maquillar, según los que dicen saber de estas barbacoas, es que si no regresan los capitales privados y sacan el buey de la barranca, quedaríamos estancados en un 1.8 que suena entre caótico y terrorífico.  Eso sería sin contar los miles de millones de dólares de remesas que el presidente se atreve a presumir, cuando debería llenarse de vergüenza por ser dinero que llega de mexicanos que no encontraron una manera digna de ganar en su casa.

Pero el pueblo bueno y sabio, el mismo que tanto supone defender el cocodrilo, cifra su atención y preocupación en: cuánto cuesta el kilo de tomate, a cómo amaneció la cebolla y si el limón ya bajó la barrera de los cuarenta pesos, porque sigue siendo más económico hacer múltiples jarras de limonada que comprar una caja de refrescos que ya ronda en los trescientos baros.

La gran preocupación es lo que aumentó la gasolina y el diésel que dijo López que no iba a subir y sí subió, porque sabe que el camión aumentará el pasaje y todo lo que se transporta subirá de precio porque se mueve con gasolina, cómo sube la luz aunque Manuel Bartlett el esbirro de las confianzas del cocodrilo, con gran ironía nos la meta doblada como se carcajeaba Paco Ignacio Taibo.

¿Qué habremos hecho los mexicanos para merecer esta desgracia?     Por lo pronto las cosas se siguen manejado igual, contando desgracia tras desgracia, las creadas por el hombre, porque las que manda diosito como la pandemia y la sequía las habremos de sortear hasta que el cuerpo aguante y soportando las entelequias que nos vende un presidente enfermo de poder que cada día nos estremece con alguna locura sin que exista poder que tenga la audacia y atrevimiento de intentar detenerlo por más demencial que sea la ocurrencia.

En unos cuentos días se inaugura el bodrio de aeropuerto Santa Lucía y no existen vías de comunicación para llegar a la terminal.   Dígame usted si no es una pendejada del tamaño del puerto aéreo, amén de que las aerolíneas declararon que NO dejarán sus plataformas en el Benito Juárez.   O cómo se manejó el nombramiento del embajador y luego embajadora de Panamá que nos ha exhibido en el mundo como chiflados, obcecados y descerebrados, causando carcajadas que nos hacen recordar al ranchero de Guanajuato, al que creíamos iba a ser difícil superarlo.

La casa de Ramoncito mi niño adorado, es muestra flagrante de la mentira del “predicador” que como los avestruces esconde la cabeza, pero enseña las nalgas.   

minutochavaportillo@gmail.com