Minuto
CHAVA PORTILLO

Poco creo en las leyes, pero menos acepto la honesta aplicación de la justicia. El desfiguro que acaba de hacer la Auditoría Superior de la Federación no tiene nombre, porque nos hace aparecer en el mundo como la basura de la escoria y si David Colmenares Páramo tuviera un centímetro de decencia hubiera entregado su renuncia antes que los cómplices de los poderes legislativos lo echen vergonzosamente.
Cómo pueden ser tan cínicos los auditores que, de todas las dependencias, con todas las patrañas y sobradas inconsistencias el gran resultado sea aplaudido porque no se encontraron diferencias que hicieran merecedores de perdido de un regaño y un estirón de orejas. La auditoría nos hizo recordar al que amarró al perro al canasto de la barbacoa.
Cómo pueden imaginar que el pueblo bueno y sabio se va a tragar semejante pastilla de la falsedad cuando es del dominio popular que son iguales de deshonestos que los que han pasado por el poder, máxime cuando exhiben un día sí y otro también la danza de los millones y que nadie levante la voz, unos por conveniencia y otros por el terror que les causa ser perseguidos y ser tratados como Carlos Loret de Mola.
La desaparición de cantidades extraordinarias que ahora se maquilla con la absurda condición de ser operadas por la Secretaría de la Defensa Nacional, magnífico ardid imaginado por el cocodrilo presidente y que jamás ningún mandatario tuvo semejante ocurrencia ni desfachatez recordando la máxima del presidente municipal rural cuando le cuestionó su tesorero: ¿cómo le damos salida a este dinerito? Obvio para robárselo, “pos no le des entrada”
Quien piensa que todo el pueblo de México va a creer y asegurar que de todo el aparato gubernamental no exista ni equivocación, tropiezo, mala intención ni deshonestidad, si vemos que exhiben a Pío, José Ramón y demás granujas de la familia real, por el amor de dios.
Ni del aeropuerto cancelado, ni el nuevo, el avión perdido, rifado y desparecido, el trenecito de la ilusión, la refinería dos bocas, mucho menos la que adquirió en Texas que ya descubrieron que está obsoleta perdiendo dinero, bueno ni las pipas que compró López cuando entró y las desapareció en la emergencia por el desabasto de gasolina, por el famoso huachicoleo que por fin desapreció por gracia de dios y del cocodrilo.
La gran molestia de todos los seres vivientes no es tanto que se roben el tesoro, lo más grave es que piensen que somos estúpidos y nos tragamos la pastilla, por la única razón primaria que los muertos de hambre que reciben la limosna del peje, sigue apoyando sus caprichos. Pero tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe y luego de tanto sufrimiento soy de los convencidos que ya estamos más cerca de la orilla.
Mientras señor López, solamente escuche, aunque no entienda, que pronto va usted a pagar todo el daño que nos ha hecho y aunque intente heredar el poder a la niña de sus ojos, no se la va acabar. minutochavaportillo@gmail.com