Minuto
CHAVA PORTILLO

Cotidianamente tengo la buena disciplina de leer la extraordinaria pluma de Armando Fuentes Aguirre con el seudónimo de “catón” en diferentes ventanas que publica desde hace muchos ayeres y regularmente coincido en su razonamiento y sustento práctico de ver la vida, aunque algunas ocasiones como el lunes carece de razón.
Dice el filósofo de Saltillo egresado de la Antonio Narro haciendo alusión a los estudiantes que asisten a la cátedra presencial con cabello largo serán “bien recibidos” por las nuevas políticas determinadas en la Secretaría de Educación que absurdamente y por los cojones del presidente López era manejada por dos titulares jugando con ellas con el único fin de darle promoción a su pequeña corcholata que tiene para la botella del gobierno del Estado de México donde ya fue derrotada por Alfredo del Mazo.
Narra, el ilustre escritor una anécdota cierto pasaje cuando en sus años mozos asistieron a un evento deportivo y prohibían el acceso a los jugadores de la Narro porque usaban un corte de cabello en extremo largo y eso, para las buenas costumbres y reglamento estudiantil estaba proscrito. Trivial el ejemplo, ya que “catón” aboga por la libertad en usos y costumbres de la tolerancia a que el alumnado sea aceptado en el recinto educativo con las greñas largas y como dice la canción: “fíjate que no”
Disiento totalmente del maestro Fuentes Aguirre porque entiendo que lo importante es lo que está bajo el peinado que es el cerebro como diversas ocasiones he aludido cuando hablamos de machismo mal o bien interpretado, que es más importante lo que se ubica en medio de las orejas que lo que se encuentra en medio de las piernas, pero en este caso NO estoy de acuerdo y considero que sería tema generacional y que como Armando es poco más antiguo que el que escribe estas líneas intenté convencerme que aceptaría la libertad, más no el libertinaje.
El cabello, la vestimenta, el aseo y los artilugios como aretes, pulseras en el atuendo del estudiante debe estar de acuerdo a las buenas definiciones, e iré más allá, los tatuajes es una falta de respeto al cuerpo humano y es una desgracia que se haya convertido en costumbre aceptada. Que se pongan los jeroglíficos, frases y demás idioteces en donde lo puedan disfrutar en la intimidad de los que interese empezando por sus madrecitas santas, si es que tienen, pero las riastas, greñas, teñidos, faldas, fistoles, maquillajes burdos y ausencia en definición de personalidades escasas de los seres humanos que los guarden donde más les quepa, porque si tengo que asistir a un culto, misa, celebración, tenida o reunión formal será con el respeto que obliga la ocasión y convocatoria.
Me causa risa que, al inadaptado de Miguel Herrera, entrenador que siempre tiene la excusa que los árbitros se esmeran en marcarle mal a su equipo y jamás reconoce su torpeza, lo califican como el mejor vestido. Ja ja ja, son tan absurdos como etiquetarlo con elegancia cuando asiste a un evento deportivo con corbata, tal vez debería presentarse en una ceremonia formal de etiqueta con pantaloncillos deportivos.
A la tierra que fueres, haz lo que vieres y me quedo con la prosapia y aceda costumbre de respetar la vestimenta y la presencia porque si estuviera en mi calificación los mandaba rapar a los greñudos que tienen la intención de prepararse.
minutochavaportillo@gmail.com