Minuto
CHAVA PORTILLO

Existe una cita memorable que ha sido referencia en muchos ordenes de la vida, que más se ajusta a los que sueñan con dedicarse a la política que pueden soñar que es fácil, pero no, es más complejo que muchas ocupaciones ordinarias. “Suerte te dé dios, que el saber poco importa”
En el maremágnum de problemas que enfrentan el presidente López y los tropiezos de Samuelito, como lo bautizó el corcholato preferido del cocodrilo, Adán Augusto López que en sus ratos libres cuando no hace precampaña para quedarse en el reino de su paisano es secretario de gobernación. Uno de los personajes que debe dar gracias a dios y a María Santísima, es el chamaco imberbe de Luisín Donaldín Colosín que en un sobre tamaño carta puede almacenar tooodos sus proyectos, sueños y programas atados por un suspiro.
El jovencito hijo del malogrado candidato a la presidencia y que seguramente hubiera llegado a la cúspide de su esfuerzo de no ser cazado por uno de los más terribles mandatarios y que Luis Donaldo -padre, obvio- equivocándose sintió que era chiquito el mar para echarse un buche de agua, pagó con su vida el atrevimiento, en una de esas escenas dantescas que debemos entender que en nuestro país es posible hasta que no entregue el rey y su corte todos los principios de autoridad total, como estamos viendo el despropósito del rey de Macuspana, que después de Carlos Salinas, difícilmente existirá un presidente en México con tanto poder.
Pero el niño que quiso iniciar su carrera como diputado local y luego ser el rey de Monterrey viendo que insufribles e insospechados mequetrefes como Adriancito de la Garza pudo y hasta repetir, dijo: “de aquí soy” y aunque el parámetro del hampón de Adrián no es muy válido, se levantó con la victoria y es con más pena que gloria, presidente Municipal de la ciudad más importante después de la CDMX.
Luisín está de plácemes, porque la guerra de los mastodontes le han creado un vacío y mantienen el espacio del escándalo ocupado, porque su inventado “compadre” está más urgido en hacer pendejadas a toda hora y tratando taparlas hace otras más concentradas, mientras el presidente igual, a tiro por viaje, es un ser perverso que enloqueció convirtiéndose en un potro desbocado que no sabe a dónde va, solo le interesa mantener su poderío.
Colosito es un chamaco que podríamos enlistar una gran cantidad de defectos y errores que le persiguen como su pánico escénico, terror al micrófono, su discurso es pobre e insustancial, carece de un equipo que le brinde el avío urgente, no tiene plan de gobierno pensado, inteligente y congruente, es flojo, ocurrente, corajudo y para rematar es tal su inmadurez que ahorita no sabe si enfrentar los problemas que le señala el periódico grandote como la basura, los puesteros o la limpieza de la urbe, o compararse un Nintendo.
El Norte le marca la agenda y el pobre infeliz anda corriendo de un lado a otro sin concretar cosas importantes. En pocas palabras, persiguiendo todo, alcanzando nada. La culpa no es del indio, sino el que lo hizo compadre y no me refiero a Samuelín el de mentiras, me refiero a los engañabobos que aprovechando el marketing del padre y su muerte atroz, le hicieron creer que podría llegar muy lejos y han sido capaces de ilusionarle que puede soñar con la silla que su padre no pudo alcanzar y eso señores, es una hijez de la…bueno ya saben de qué.
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