Minuto
Por CHAVA PORTILLO
Lo pronunciado por Emmanuel Macron presidente de Francia no asusta a nadie ni atemoriza a cualquier ser pensante, salvo que su misión y objetivo en esta vida sea la de dedicarse al difícil arte de la política, donde su interpretación siempre será bizarra.
El Francés dijo con todas sus letras: “no estoy dispuesto a sacrificar mi vida, mi tiempo, mi libertad, el futuro de mis adolecentes hijas ni su derecho sagrado de estudiar y cultivarse por culpa de unos irresponsables muchachos que no están dispuestos a vacunarse contra el COVID”
Tal vez, el sentimiento de Macron es el mismo de muchos seres humanos en el mundo pero que no tienen la tribuna ni la importancia para ser oídos que con agobio y tristeza ven como nosotros pasar la guadaña del nuevo jinete apocalíptico que cabalga por el universo cegando vidas, ahora poniendo atención especial en los juveniles que sienten que se las comen vivas y las eructan muertas.
Los fatídicos números nos han puesto en nuestro lugar y tanto ancianos como maduros y plebes no tenemos derecho a dejar pasar la obligación de vacunarse, porque no tan solo están sacrificando su existencia, sino la de los demás que no tienen culpa, aunque ya se hayan vacunado.
Con infinita tristeza, pero también con escepticismo, les digo que se mueran si así lo determinaron sus irresponsables pensamientos, pero no se lleven en su absurdo tropel porque consideraron de mayor deleite mover el trasero en un “reventón” con unos cuantos tragos de tequila en la barriga y haberse tirado un churo de mota.
Es el mismo caso de los irredentos que con su calentura encima se refocilan debajo de las sábanas con su pareja sin haberse puesto el profiláctico, “que al cabo a mi no me toca”
No es el afán de tomar el papel de ministro arrepentido ni tocar las terribles notas del trompetista de Jericó anunciando que el final está cerca con la inminente llegada de Jesús. Crean en lo que les venga en gana y si tienen ganas de viajar sin boleto de regreso, muy su deseo, pero viajen solos y déjenos vivir a los que estamos asustados y arrepentidos por todo lo que debimos haber hecho y nos faltó tiempo.
Es la ultima llamada jóvenes, ustedes saben si se vacunan o nos aguardan en el lugar donde algún día habremos de encontrarnos, porque nosotros los viejos, ya estamos vacunados.
minutochavaportillo@gmail.com