Minuto

Dan pena

By noviembre 23, 2021No Comments

Minuto 

Por CHAVA PORTILLO

Desde chavito me inculcaron que en la vida todo era posible de que fuera cierto, falsedad o quimera, pero sí tenía que tener en claro de lo que jamás debería dudar: la virgen de Guadalupe, la selección nacional de futbol -bueno ya no tanto-, hablo de cuando jugaba el “príncipe” Rubalcaba, Chava Reyes o Antonio “la tota” Carvajal, esos eran buenos y se morían en la raya.  Ahorita son mequetrefes que con poquito pinole se ahogan.

De la morenita del Tepeyac no existe duda, fue, es y seguirá siendo la reina de los mexicanos. De la tercera premisa universal que siempre había existido era el glorioso ejército mexicano desde siempre, o más bien desde que nos inventaron la intangible novela cursi de los niños héroes, Narciso Mendoza el niño artillero rematando con Juan José de los Reyes, el pípila, con el que por mucho tiempo nos hemos tragado la pastilla de que cargó una lápida de quinientos kilos en la espalda y con un leño prendido en la mano incendió el portón para que entraran los insurgentes.

Como todos, ver la marcialidad de los adustos rostros de los “sardos” en desfiles el 16 de septiembre y el 20 de noviembre es un todo que sentíamos los mexicanos hasta que por desgracia llegaron presidentes como el dipsómano Felipe Calderón al que por su estilo de hacer las cosas fue hasta capaz de disfrazarse de ordenanza con un uniforme que no era de su talla y un quepí tres números más grandes  haciendo el ridículo monumental.

Pero con todo y eso nada se puede comparar lo que el general secretario Luis Crescencio Sandoval se atrevió a hacer por tal de lamer la quinta estrella del presidente López en un acto de abyección supina que los soldados de verdad, los que están prestos y listos de escuchar el ¡firmes! y ¡paso redoblado! Debieron haber sentido vergüenza hasta los hígados con ganas de quitarse el uniforme y desertar.

Los soldados, querido comandante de la tropa, son para defender a la patria, jugarse la vida si es preciso, valerosos y cojonudos como mi querido general Ernesto Landín Mijares, como Mauro Delgado, como Jorge Maldonado Vega, no changuitos matreros con ribetes de soldaditos de celuloide artesanal que sirven para adornar los pasteles de aniversario.

La tropa, no está para hincarse apoyando ningún proyecto de gobierno con tintes de prolongación de mandato ni para apoyar a damas respetables como caprichos presidenciales o cancilleres de adulación de macramé o de papel maché con esposas extranjeras.

Me lleno de pena y de vergüenza no por las acciones del presidente, que si les dio la orden a los soldados para que elaboraran el discurso rastrero, malo, si fue iniciativa del general Crescencio Sandoval…peor.    Pero hay un dios, que en este día se vistió de militar ocultando su tristeza.                                          minutochavaportillo@gmail.com